Por CRYS
Aroma a tilos
acompaña la huida,
de espaldas con huellas
y ausencia en las manos.
Pueblo en domingo
frío tardío.
El viejo campanario
a misa clama.
Ese hombre, borracho
se queda sin prisa.
Ella, naufraga
con el navío de la duda,
la bocina del tren
anuncia la partida.
No hay retorno
corre, corre.
La libertad se cuelga
en las hilachas
de la mochila vacía